- Guerra Civil: ¡Ay, Carmela!
- Posguerra: Tiempo de silencio
- Democracia: Te doy mis ojos
- ¡Ay, Carmela!: el franquismo
La película transcurre cuándo ya ha empezado la Guerra Civil, y los republicanos van perdiendo terreno. Carmela y Paulino, junto con Gustavete (un chico mudo), tienen una compañía de espectáculos, con los que entretienen a los soldados republicanos. Es importante que los artistas hagan eso, sin ninguna distracción o válvula de escape de la guerra, el ambiente entre los soldados seria infame. Los artistas duermen todos en la misma cama, pero salen de ella en la noche, pues han de dejar espacio a los heridos, recién llegados en camillas. Es curioso, porque la escena en la multitud de gente duerme en unas condiciones discutibles me recordó a una escena de “Doctor Zhivago”, una película que me gustó mucho.
La compañía de los artistas es más tarde arrestada por el ejército nacional, concretamente por parte del voluntariado italiano. Corren peligro de ser fusilados, pues su material es republicano: una máscara de león y una bandera republicana (con la distintiva banda morada). El jefe de los italianos resulta ser un director de teatro, y se salvan fingiendo que hacen obras en las que ridiculizan a la República.
Su estancia en el pueblo controlado por los italianos no es agradable: muchos edificios están en ruinas, y las escuelas se reconvierten en prisiones. En el comedor de una casa es especialmente revelador: la comida está servida encima de la mesa, cómo si la familia del alcalde fuera a cenar. Aunque el alcalde no llegó a cenar nunca, pues llegaron los fascistas, sacaron al alcalde y a su mujer, y los mataron.
Así pues, el jefe de los italianos les manda hacer una obra para los altos cargos, en las que se atacará a los blancos de siempre: la masonería (siempre en todos los líos) y los rojos. La aversión hacia el comunismo era tal que el régimen llegó a hacer cambios increíbles: la Caperucita Roja pasó a llamarse Caperucita Rosa; la ensaladilla rusa pasó a llamarse ensaladilla nacional, y las montañas rusas pasaron a llamarse montañas suizas.
Así pues, la película, además de mostrar los enemigos del régimen, muestra la lucha constante por la supervivencia que se da en una guerra, y muestra claramente la gran división que existía por aquel entonces en España.
- Tiempo de silencio: posguerra y franquismo
Esta fue la película que más me impactó (aunque el final de ¡Ay, Carmela! no se queda corto). El protagonista es un investigador sobre el cáncer, aunque no recuerdo exactamente su teoría, si recuerdo que esperaba ganar un premio Nobel, como Santiago Ramón y Cajal. Ya que realiza sus estudios con ratones, y se queda sin ellos, va a un barrio de chabolas para conseguir más ratones. El barrio es un lugar deprimente, en el que abundan los maleantes y la vida es dura (hace que aprecies un poco más lo que tienes). Todas las mujeres en las chabolas visten de negro, con pañuelo, y sobre todo, deben ser obedientes, dóciles y calladas. El investigador (Pedro) llega a una chabola en la que los ratones han criado mucho, y conoce a Florita, una chica que es reñida por su padre por no ser como su madre y su hermana: calladas, que no molestan.
Pedro realiza un recorrido por la vida nocturna de Madrid. En este recorrido él y su amigo Matías van a una casa de prostitución. Esto a mí me sorprendió, porque mirando la película me dio la impresión de que no eran lugares tan clandestinos y escondidos como yo pensaba, son lugares algo escondidos, pero todo el mundo sabe donde están. Este recorrido emborracha a Pedro, y esta es la oportunidad que las mujeres que regentaban la pensión en la que vivía esperaban: que el investigador estableciera lazos íntimos con la nieta de la señora que regenta la pensión. Así pretende escapar de la pobreza y emparentarse con un caballero (como repite ella misma muchas veces).
Desgraciadamente, a Florita se le practica un aborto, y empieza a sangrar, y los familiares llaman a Pedro para que intente salvarla, pero no lo logra. La familia luego culpa al doctor, lo cuál es vergonzoso, puesto que el raspado fue practicado por el padre de la hija, para impedir el nacimiento de su hijo (incesto). Pedro, muy afectado, marcha a la pensión en la que vive. Los chabolistas deciden esconder el aborto. Aquí se encuentra una muestra de la presión religiosa: el aborto es un pecado clandestino, lo que explica que los abortos se practicaran con unos medios poco recomendables.
Cuando la policía apresa a Pedro, es implacable: recibe insultos por parte del comisario, y es despreciado. La celda en la que es recluido también provoca en él una gran impresión. Aunque al final, la madre de Florita dice la verdad, pues se da cuenta de que Pedro ha sido acusado injustamente. Y del triste final de ¡Ay, Carmela!, pasamos al final de Tiempo de silencio, otro final que yo querría que fuera de otra forma: la novia de Pedro es asesinada por el novio de la difunta Florita.
En la película se observa el papel sumiso de la mujer, la presión religiosa por la decencia, la miseria que viven muchas personas (debida a la posguerra) y también la represión sobre muchas personas: unas canciones en defensa de la libertad que no se pueden cantar, o unas ideas que no se pueden expresar.
- Te doy mis ojos: democracia
La película gira alrededor de la relación de Pilar y Antonio (Antonio maltrata a Pilar). Esta se marcha de casa con su hijo a un lugar que es familiar: Toledo. Me hizo mucha gracia volver a ver las calles de piedra, estrechas y torcidas. Se observa un gran cambio en el papel de la mujer.
Pilar es maltratada por Antonio hasta límites muy duros, y tiene el suficiente valor como para dejar a su marido (algo impensable hace unos años). Antonio asiste a un psicólogo para tratar sus problemas, y Pilar recibe ayuda de su hermana. Su hermana es una mujer que rompe con las mujeres sumisas y vestidas de negro (que oyen constantemente la orden “¡Calla!”) vistas en “Tiempo de silencio”. Ella es una mujer fuerte, independiente, que se casa con un escocés; y que le aconseja firmemente a Pilar que deje a su marido. Su madre es diferente, pues insiste a su hija que se casen “como Dios manda”, es decir, por la Iglesia, y también insiste a Pilar para que vuelva con su marido.
Antonio se va abriendo con el psicólogo. A medida que avanzaba la película, más lástima me daba Antonio. Yo creo que el se siente inferior, y teme no ser suficientemente bueno. Y además, siempre duda de la fidelidad de Pilar. Si él no sabe donde está su mujer, se enfada que da miedo. Incluso la llegar a seguir hasta el museo en el que trabaja, para detectar indicios de flirteos o coqueteos.
Al final, Pilar vuelve con Antonio, pero ella le exige un cambio, un cambio que no se producirá. Antonio logra controlarse más gracias a sus visitas al psicólogo, pero no lo suficiente. Pilar quiere apuntarse a un cursillo para enseñar cuadros en el museo. Pero Antonio no quiere que su mujer trabaje ni que se independice. Yo creo que la quiere tener bien cerca, porque la quiere, pero no confía suficientemente en ella (dudo que Pilar dudara sobre si Antonio tiene o no una amante). Así que llegó un momento que comprendí un poco a Antonio, pero en el juicio sobre el personaje, la lástima (pues es un ser muy infeliz), cambia hacia un “no es excusa”. Antonio puede ser todo lo desgraciado que quiera, ser tan maltratado como quiera, o sentirse tan mal como quiera, pero eso no le da derecho a pegar a Pilar.
Digamos que en la película entiendo a todos los personajes. El grupo de amigas de Pilar son también diferentes a otros tipos de mujeres vistas anteriormente. Son libres, y critican a sus novios entre risas. También rompen un tabú: hablar de sexo. En una de estas conversaciones, dos mujeres escenifican una reconciliación de pareja: Pilar se da cuenta de que Antonio usa las mismas frases, y se muestra pensativa por un instante. Finalmente, Pilar deja a Antonio, y nunca más se supo de él.
- Conclusión
El cambio social más significativo se produce en la mujer: en “¡Ay, Carmela”, la mujer es más libre, pues había la República, en “Tiempo de silencio”, la mujer es totalmente sumisa y reducida a una esclava, pero en “Te doy mis ojos”, la mujer recupera su libertad y poder.
También se observa una evolución social, en la Guerra Civil se observa la división entre republicanos y fascistas; en el franquismo late en silencio el desacuerdo con el régimen, y la sociedad se encuentra algo dividida: una elite intelectual, un colectivo joven un tanto rebelde, y un grupo más conservador de gente adulta y mayor, y en la democracia, las divisiones se difuminan, hasta que desaparecen.
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